ALFABETIZACIÓN DIGITAL

Una Primera aproximación a la definición de “Alfabetización Digital”, en palabras de Bernal Pérez, se refiere a la "cyberalfabetización" o “alfabetización digital” como “el conocimiento y manejo de las herramientas digitales haciendo énfasis en las habilidades para orientarse satisfactoriamente en la red, destrezas que ayudarán también a las personas a descubrir, usar y evaluar las fuentes de información que posibiliten su desarrollo, tanto profesional como humano".

Según Manuel Area Moreira. Catedrático de Tecnología Educativa de la Universidad de La Laguna (España), el nuevo concepto de alfabetización múltiple, informacional o digital focaliza su atención en la adquisición y dominio de destrezas centradas en el uso de la información, y no tanto, en las habilidades de utilización de la tecnología. Por ello, podemos afirmar que los mayores retos y dificultades en la alfabetización en la cultura digital no se encuentran en la adquisición de las habilidades de manipulación del hardware y software informático.

 

LA BRECHA DIGITAL

¿Qué ocurre con las personas que no han tenido acceso a éstas innovaciones? Que han quedado en el vacío generado por la brecha digital.
A menos que nos refiramos a zonas deprimidas, pensamos en personas de la tercera edad, pero lo cierto es que existen personas adultas, que aún permanecen activas y que la introducción de las nuevas tecnologías en sus puestos, les ha supuesto más de un quebradero de cabeza.
Pongamos como ejemplo, un profesor universitario que lleva 20 años dando clase. Tradicionalmente publicaba las calificaciones de sus alumnos en un tablón de anuncios. Y de pronto, se ve obligado a usar una aplicación online que le permite no sólo publicar las notas, sino infinidad de acciones, que ni hubiese imaginado. Se trata de una persona que ha estudiado una carrera, no está en una zona deprimida (está en la Universidad) y sin embargo, sus alumnos saben más que él en éste aspecto y eso que ni tan siquiera ha cumplido los 50.
Ahora pensemos en personas adultas activas, cuya función no les ha exigido incorporar a su día a día las nuevas tecnologías. En éste caso no tienen los quebraderos de cabeza del profesor del ejemplo anterior, sencillamente quedan excluídos